seXo oral LÉSBICO
Sexo oral; ese
irresistible intercambio sexual también conocido como cunnilingus o beso
francés, ya que se trata de lamer y besar los genitales, aunque el placer
lo percibimos con todos los sentidos. Porque aparte de que la boca,
labios y lengua, nuestro sexo es una de las zonas táctiles más sensibles... también
se pueden saborear y oler los perfumes de la vulva, y oír los gemidos de la
respuesta sexual a quien estamos dando placer
Si practicamos el sexo oral con la luz encendida,
la vista se recrea con una imagen de sensible belleza. Los tonos de la vulva
van del rosado al marrón, difuminando púrpura. Los labios mayores y menores
semejan una flor abierta cuya corola es el preciado orificio vaginal... a esto
se le suma la simetría triangular del pubis, que en su parte inferior se unen
los labios mayores y es donde encontramos una campanita donde nace tiernamente…
el CLÍTORIS.
Aprender de memoria esta geografía con los ojos o
con la propia lengua da mucho placer. No
hay dos mujeres iguales y, por lo tanto, tampoco lo son sus genitales ni su
manera de gozar. Para tener sexo oral placentero antes de practicarlo es
necesario conocer la anatomía de tu
pareja, es básico saber dónde se encuentra el clítoris antes de comenzar y
saber dónde están sus puntos de mayor estimulación. Muchas veces no solo están
concentrados en los genitales; las sensaciones pueden comenzar desde los
parpados y los oídos mucho antes de bajar al vientre y la entrepierna.
Lo ideal, si existe la comunicación suficiente y fluida, es preguntar o compartir lo que
se prefiere, pero si esto te resulta difícil o no hay confianza suficiente tienes
que averiguarlo en la práctica; variando las posturas para encontrar los puntos
más sensitivos y los estímulos realmente excitantes.
El deseo y
la imaginación son los mejores guías para ofrecer y encontrar placer.
La lengua es un músculo fuerte, ágil y muy apto para descubrir sensibilidad por
ser en sí misma un órgano sumamente sensible. Por ello dedícate
intensamente y con insistencia en el clítoris; juega con él haciéndolo vibrar,
arriba y abajo, humedeciéndolo con saliva y soplando sobre él. Cambia el ritmo y la tensión con la que
mueves la lengua.
Ponte
en situación: Sus piernas están flexionadas y abiertas ante ti,
ella está tendida boca arriba… tantea su ombligo con la punta de tu lengua y ve
bajando hasta tener el rostro frente a su pubis. Con delicadeza separa los
labios mayores, apaciblemente, invitándolos a que se abran para dejar contemplar
su cálido y húmedo interior. Recorre con la punta de la lengua muy suavemente,
mientras llegas a los labios menores, envolviendo la entrada a la vagina y
luego rodeando el clítoris sin decidirte a lamerlo. Haz que se vuelva loca.
Una vez que sientes su excitación, emitiendo gemidos
mientras pasas tu lengua, continúa trazando varias veces el camino desde el
clítoris a la vagina y fíjate si tiene
en especial alguna zona más sensitiva para centrarte en darle más placer en
esa zona. Sigue lamiendo sin levantar la lengua y ejerce una presión intensa. Los movimientos sensuales, ascendentes, del
pubis indican lo que más le gusta. Cuando ella está siendo estimulada
oralmente y está encontrando, y dando a ti misma, placer al estar en contacto
contigo… por ejemplo, tocando una parte de tu cuerpo, guiando tu cabeza,
haciéndote oír sus gemidos, moviendo sus caderas y elevando el pubis. Esto hará
que redoble tu atención ya que crecerá su propia excitación y deseará
demostrarlo, produciendo estímulos más intensos e imaginativos.
El sexo es
tan especial que a veces se despierta la libido inesperadamente,
pese a que estés agotada o no se haya pensado previamente en disfrutar de un
intercambio erótico.
Imagínate:
estás en una habitación a medio desvestir, con el sujetador aún puesto… ves que
tu chica está sentada sobre la cama a punto de quitarse la camiseta y te deja
ver su pecho desnudo. Su vista se dirige a tus pechos que parecen proponerle un
reclamo sexual. Se acerca a ti, te quita el sujetador y comienza a besarlos, chuparlos, su lengua los recorre y poco a poco va lamiendo la piel
ardiente hasta detenerse en tu ombligo. De súbito, le invade un deseo irremediable
de lamer tus genitales para llevarte
hasta la cúspide del placer. Se arrodilla ante ti, inclinándose y abriendo tus
piernas… besa tus tobillos y asciende por tu pierna hasta que la pasión le
lleva a buscar en tu interior al pubis y, entonces, comienza a lamer
voluptuosamente tu vulva, el clítoris y toda la zona que tanto placer contiene.
El sensible órgano clítorico ciertas veces se
retrae, se esconde y hay que extremar la suavidad del estímulo para hacerlo
volver de donde se oculta y seguir dándole placer. Poco a poco, el contacto que se inició suave y tierno se va reafirmando
y haciéndose rítmico, al notar como crece el calor y el deseo, hasta llegar al
límite. También puede ocurrir que en determinado momento del
estímulo lingual, se produzca algún tipo
de malestar, por lo que será mejor lamer
otras partes igualmente excitantes como el ano, los labios menores y el
perineo hasta que ella vuelva a desear el contacto directo en el clítoris.
Asimismo, si el orgasmo tarda en producirse y se
nota cansancio en el músculo de la lengua, puede alternarse con los labios,
los mordisquitos muy suaves y los frotamientos con la nariz o cualquier
otro juego similar.
Durante el cunnilingus hay chicas que disfrutan al
ser penetradas con la lengua tensa tanto
en la vagina como por el orificio anal. Otras rehúyen este particular
contacto y desean que las caricias se centren en el clítoris. A veces, también,
ya al borde del orgasmo, se acarician los pechos y los pezones o se penetran
contribuyendo al placer que reciben y de esa manera consiguen llegar al clímax.
Disfruta de esta práctica con tu chica una noche,
tranquilamente, poniendo todos tus sentidos en disfrutar de los pequeños
placeres que nos regala la vida.
Por Mami Bollo
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