lunes, 11 de noviembre de 2013

3. SEXO ORAL LÉSBICO



 seXo oral LÉSBICO

Sexo oral; ese irresistible intercambio sexual también conocido como cunnilingus o beso francés, ya que se trata de lamer y besar los genitales, aunque el placer lo percibimos con todos los sentidos.  Porque aparte de que la boca, labios y lengua, nuestro sexo es una de las zonas táctiles más sensibles... también se pueden saborear y oler los perfumes de la vulva, y oír los gemidos de la respuesta sexual a quien estamos dando placer


Si practicamos el sexo oral con la luz encendida, la vista se recrea con una imagen de sensible belleza. Los tonos de la vulva van del rosado al marrón, difuminando púrpura. Los labios mayores y menores semejan una flor abierta cuya corola es el preciado orificio vaginal... a esto se le suma la simetría triangular del pubis, que en su parte inferior se unen los labios mayores y es donde encontramos una campanita donde nace tiernamente… el CLÍTORIS.




Aprender de memoria esta geografía con los ojos o con la propia lengua da mucho placer. No hay dos mujeres iguales y, por lo tanto, tampoco lo son sus genitales ni su manera de gozar. Para tener sexo oral placentero antes de practicarlo es necesario conocer la anatomía de tu pareja, es básico saber dónde se encuentra el clítoris antes de comenzar y saber dónde están sus puntos de mayor estimulación. Muchas veces no solo están concentrados en los genitales; las sensaciones pueden comenzar desde los parpados y los oídos mucho antes de bajar al vientre y la entrepierna.


Lo ideal, si existe la comunicación suficiente y fluida, es preguntar o compartir lo que se prefiere, pero si esto te resulta difícil o no hay confianza suficiente tienes que averiguarlo en la práctica; variando las posturas para encontrar los puntos más sensitivos y los estímulos realmente excitantes.


El deseo y la imaginación son los mejores guías para ofrecer y encontrar placer. La lengua es un músculo fuerte, ágil y muy apto para descubrir sensibilidad por ser en sí misma un órgano sumamente sensible.  Por ello dedícate intensamente y con insistencia en el clítoris; juega con él haciéndolo vibrar, arriba y abajo, humedeciéndolo con saliva y soplando sobre él. Cambia el ritmo y la tensión con la que mueves la lengua.


Ponte en situación: Sus piernas están flexionadas y abiertas ante ti, ella está tendida boca arriba… tantea su ombligo con la punta de tu lengua y ve bajando hasta tener el rostro frente a su pubis. Con delicadeza separa los labios mayores, apaciblemente, invitándolos a que se abran para dejar contemplar su cálido y húmedo interior. Recorre con la punta de la lengua muy suavemente, mientras llegas a los labios menores, envolviendo la entrada a la vagina y luego rodeando el clítoris sin decidirte a lamerlo. Haz que se vuelva loca.

Una vez que sientes su excitación, emitiendo gemidos mientras pasas tu lengua, continúa trazando varias veces el camino desde el clítoris a la vagina y fíjate si tiene en especial alguna zona más sensitiva para centrarte en darle más placer en esa zona. Sigue lamiendo sin levantar la lengua y ejerce una presión intensa. Los movimientos sensuales, ascendentes, del pubis indican lo que más le gusta. Cuando ella está siendo estimulada oralmente y está encontrando, y dando a ti misma, placer al estar en contacto contigo… por ejemplo, tocando una parte de tu cuerpo, guiando tu cabeza, haciéndote oír sus gemidos, moviendo sus caderas y elevando el pubis. Esto hará que redoble tu atención ya que crecerá su propia excitación y deseará demostrarlo, produciendo estímulos más intensos e imaginativos.


El sexo es tan especial que a veces se despierta la libido inesperadamente, pese a que estés agotada o no se haya pensado previamente en disfrutar de un intercambio erótico.



Imagínate: estás en una habitación a medio desvestir, con el sujetador aún puesto… ves que tu chica está sentada sobre la cama a punto de quitarse la camiseta y te deja ver su pecho desnudo. Su vista se dirige a tus pechos que parecen proponerle un reclamo sexual.  Se acerca a ti, te quita el sujetador y comienza a besarlos, chuparlos, su lengua los recorre y poco a poco va lamiendo la piel ardiente hasta detenerse en tu ombligo. De súbito, le invade un deseo irremediable de lamer tus genitales para llevarte hasta la cúspide del placer. Se arrodilla ante ti, inclinándose y abriendo tus piernas… besa tus tobillos y asciende por tu pierna hasta que la pasión le lleva a buscar en tu interior al pubis y, entonces, comienza a lamer voluptuosamente tu vulva, el clítoris y toda la zona que tanto placer contiene.


El sensible órgano clítorico ciertas veces se retrae, se esconde y hay que extremar la suavidad del estímulo para hacerlo volver de donde se oculta y seguir dándole placer. Poco a poco, el contacto que se inició suave y tierno se va reafirmando y haciéndose rítmico, al notar como crece el calor y el deseo, hasta llegar al límite. También puede ocurrir que en determinado momento del estímulo lingual, se produzca algún tipo de malestar, por lo que será mejor lamer otras partes igualmente excitantes como el ano, los labios menores y el perineo hasta que ella vuelva a desear el contacto directo en el clítoris.


Asimismo, si el orgasmo tarda en producirse y se nota cansancio en el músculo de la lengua, puede alternarse con los labios, los mordisquitos muy suaves y los frotamientos con la nariz o cualquier otro juego similar.


Durante el cunnilingus hay chicas que disfrutan al ser penetradas con la lengua tensa tanto en la vagina como por el orificio anal. Otras rehúyen este particular contacto y desean que las caricias se centren en el clítoris. A veces, también, ya al borde del orgasmo, se acarician los pechos y los pezones o se penetran contribuyendo al placer que reciben y de esa manera consiguen llegar al clímax.


Disfruta de esta práctica con tu chica una noche, tranquilamente, poniendo todos tus sentidos en disfrutar de los pequeños placeres que nos regala la vida.

Por Mami Bollo



No hay comentarios:

Publicar un comentario